La película se llama originalmente Petite Nature y es traducida al inglés como Softie. Ambas expresiones se usan de manera despectiva para describir a una persona frágil, delicada o sensible. El talón de Aquiles de la masculinidad.

Samuel Theis, el director, pone en escena a un niño de pelo largo y a una madre que ocasionalmente le presta algo de ropa. Juega con la ambigüedad para hacernos dudar por un buen rato sobre el rumbo de esta historia, pero también para establecer una posición sobre la performatividad del género y la búsqueda de la identidad para las infancias. Sin embargo, al transcurrir una hora de película algo se enuncia: te gustan los chicos, ¿no? Dice una adolescente desconocida mientras fuma un cigarrillo; la espontaneidad de esas palabras deja al protagonista sin respuesta, pero la película nos confirma lo que sospechábamos.

Softie sacude sin golpes bajos. La película presenta a Johnny, un niño de diez años que se enfrenta al mundo como si llevara décadas él. Vive con su familia disfuncional y de clase baja en Forbach, una pequeña localidad francesa, fronteriza, industrial y obrera. Ciudad natal del director, quien confiesa cierto retrato de su infancia en el lugar. Los contextos de socialización son un tema central de la trama. No hay villanos claros, solo adultos que fallan y un niño que sobrevive como puede. Esa ambigüedad se traza sin romanticismo de la pobreza, y de manera frontal en la descomposición familiar. Johnny crece demasiado rápido, pese a su aparente fortaleza, es solo un niño más.

El momento en que la sexualidad se hace presente en nuestras vidas comienza proceso conflictivo y siempre en disputa. En inglés, el término coming-of-age se refiere al proceso de maduración personal, el cual no se limita a la sexualidad, aunque esta suele estar muy presente. Es también conocido como género narrativo que aborda historias sobre esta etapa y esta película podría formar parte del repertorio, recurrente en las narrativas LGBTIQ+. Para las disidencias sexuales esta etapa agrega varias capas de complejidad, los tiempos suelen ser otros y los contextos más hostiles. Softie pone en juego muchos márgenes, elige la intersección con un contexto socio económico y familiar complicado. Gloria Anzaldúa usa la idea de frontera como una metáfora de los umbrales culturales, sociales y personales que definen la identidad. La frontera es un espacio liminal para las identificaciones sexuales, crecer en los márgenes es más problemático y para las disidencias implica también enfrentarse a normas y expectativas contradictorias.

La trama evita la romantización y se inclina hacia una situación mucho más enredada: la proyección del deseo de Johnny en su profesor. El deseo es un concepto potente, difícil de reducir. En una entrevista, el director dice que el deseo es siempre múltiple y se pregunta: ¿de qué se compone nuestro deseo sexual? Para él, no representa sólo química, sino también una construcción mental, y confiesa que algunas veces ha deseado a personas que podían ayudarlo a ascender socialmente.

La escuela es otro escenario central de socialización. Es el tiempo y el espacio que acompaña este periodo de crecimiento y reconocimiento; Johnny se somete a una pedagogía de poesía y preguntas de su profesor. Aunque de profunda sensibilidad, el acto personal deja un vacío que debería ser ocupado por enfoques transversales como el de la educación sexual integral, para permitir que el deseo se desenvuelva con más herramientas y no recaiga en una voluntad individual.

Es una película que le pone otros tonos a la inocencia de la infancia, navega entre la observación y la denuncia, muestra cómo lo bello y lo cruel coexisten en un mismo plano. Propone un deseo también interseccional, en una búsqueda de afecto y atención. Johnny se enamora de su profesor y la película tiene la habilidad de incomodarnos sin traducirlo en un escándalo o una perversión. Es una eficaz crítica a la idea de la identidad fija, donde las experiencias queer involucran formas alternativas de habitar el mundo que no encajan en los marcos heteronormativos.