#TrincheradeIdeas palabras amasadas bajo ritmo del gobierno fascista y el avance de la derecha sobre nuestras vidas, en esta entrega compartimos un texto de Gabriela Wigdor Bard*

“Más abajo no podemos ir, a ver si levantamos un poco el ánimo” Indio Solari, 

Memorias en Conversaciones con Marcelo Figueras

Tengo una vieja costumbre que es andar con el celular como si fuera una detectora de música random que aparece por ahí y que pasa a formar parte de mi biblioteca musical diaria. Con esa misma actitud me muevo en política últimamente…antenas alertas, tratando de detectar, sintonizar con personas de cualquier género, edad, clase o lo que sea, que me puedan ofrecer algún punto de vista sobre lo que estamos viviendo en el país desde que ganara las elecciones Milei y detrás de él todo este conglomerado de zombies noventosos, cómplices y nostálgicos de la dictadura, jóvenes que saltaron del paragua cómodo de sus hogares de conexión wifi a postear desde casa rosada; especialistas en constelaciones familiares, rendimiento económico con o sin plata y cuánto título delirante se le ocurriría a une guionista de esas series yanques que les gustan a mis amiches nerds… pero lo único que capto es confusión, impotencia, desgano; eso de “fingir demencia” o un modo de decir que no tenes ganas de poner un solo pensamiento-sentimiento en ver cómo revertimos la situación, la caca en las que estamos… parecemos todxs confundidxs, no tenemos demasiadas explicaciones o repetimos las mismas respuestas sabiondas: son las redes sociales, la pandemia, el individualismo, las masculinidades, los feminismos, el agotamiento de un discurso de época; la crisis cíclica del capitalismo… discursos de  la universidad o de quienes militan, el resto suele decirme que tenía los ovarios o lo huevos inflados del relato K, cuando no te largan una columna de “Condena Tres” o lo que consumen en TIKTOK y demás redes de desinformación. Me confunde porque entiendo que las personas somos todas singulares y me comunico con gente de diferentes espacios sociales; sin embargo, creo que padecemos todxs del mismo problema, ese que Constanza Michelson (2022) explica en su libro ”Hacer la noche” como la relación entre “lo dicho y la posición de enunciación”; es decir, ¿desde dónde hablamos maestrx? 

Miremos nuestras propias prisiones, los sesgos de lectura, la percepción emocional distorsionada que tenemos del mundo. Ojo, no estoy siendo una relativista radical, creo en los hechos, existen, están, pero luego nuestras interpretaciones posicionadas e intencionadas, conscientes o no, alcanzan a leerlo parcialmente y dar su versión o copiamos una que nos queda cómoda. Mirá, yo ando con el corazón en la mano el día entero, me siento triste, angustiada, tengo miedo de perder mi empleo en CONICET y mi sueldo de docente universitaria no alcanza para nada. Pero, ¿sabes que me dice el almacenero que está por cerrar su local donde compro queso y que se funde con MILEI, porque está vendiendo un día martes como si fuera domingo ? (hechos), “mira flaca, a mí en los 90 me iba re bien. Yo miraba el televisor desde mi laburo y no entendía nada de la crisis, los muertos, la represión…me iba muy bien a mí, por ahí ahora pasa lo mismo y a vos te va mal pero a otros bien” (percepciones)…no tengo palabras para darle, para compartir…solo frustración y muchas preguntas. Entonces, ¿cuál Argentina de los 90 era real? ¿Cuál es la Argentina que todxs estamos viviendo, experimentando o padeciendo hoy?

El indio dice que para captar el mundo necesitamos de “emociones reveladoras”, pero ¿cómo vamos a tener algunas de esas si estamos todo el tiempo reprimiendolas, administradolas y gestionandolas cuales empresas desde nuestros celulares? No encuentro cómo podremos dar lugar a esas sensaciones que te sacuden el alma si las estamos bloqueando el día entero, si las medicamos, anestesiamos y patologizamos; si todo consiste en que sea liviano, en soltar, en fluir, en fingir demencia, en abandonar, en resignar… Cantaba el Indio Solari “Si empiezo a desconfiar de mi suerte estoy perdido, pues tengo ideas cada vez menos atrevidas”, ¿no te parece que estamos cada día menos atrevidxs a pesar de estar cada vez más expuestxs en redes sociales? mucha foto, mucha pose, mucha palabra, pero cuerpo; de lo que está hecho un cuerpo, de la carne del encuentro intuyo que poco. 

A veces creo que por eso avanza la derecha en el mundo, nuestras vidas que ya son culturalmente de derecha, digo, nos relacionamos entre nosotrxs, con el arte y la vida en general, más o menos como mercancías, consumiéndose, tiene demasiado de digital y poco de encuentros analógicos chorreados de ansiedad, de frases políticamente incorrectas, de errores, de equívocos, de imperfecciones…de vida, de cuerpo. Somos todxs un poco higienistas y coloniales para pensar el mundo y la relación con él, todo nos da un poco de asco, rechazo o  miedo. ¿No fue el voto a Mieli un voto de ese miedo, de esa culpa que se torna odio? ¿Quién convenció al pueblo de que está mal llegar a fin de mes, vacacionar o comprarle zapatillas a lxs pibes? ¿cuál fue la fiesta a la que todxs fueron invitadxs que hay que pagar como si fuera un pecado? Un fragmento de un disco de los Redondos dice: “el tipito tiene el enojo del prisionero con el culo domado a bastonazos y parece condenado a la violencia por falta de placer”

*Gabriela Wigdor Bard es docente e investigadora, Doctora en Estudios de Género y Magister en Trabajo Social con mención en Intervención. Licenciada en Trabajo Social