*Por María Fernanda Espejo

A casi tres meses de gobierno de la Libertad Avanza encabezada por Javier Milei como presidente, los movimientos feministas y transfeministas se movilizan en un nuevo Paro Internacional contra un gobierno fascista.

Ante la precarización de la vida, los feminismos ocupan las calles.

Según Observatorio de la Deuda Social Argentina de la UCA, la pobreza pasó de 49.5% en el mes de diciembre del 2023, al 57.4% en enero del 2024. Es decir que casi 6 de cada 10 argentines son pobres. Estos niveles serían los más altos en los últimos 20 años en nuestro país. Estos números se ven reflejados en la precariedad de las condiciones de vida de las familias como consecuencia de los altos niveles de inflación, despidos, aumentos de precio en alimentos, tarifas y congelamiento de salarios.

Frente a la clara política del gobierno nacional de ajuste y retroceso en materia de derechos, por medio de Decretos de Necesidad y Urgencia y el intento de la aprobación de la Ley Ómnibus, los feminismos y transfeminismos ocupan las calles denunciando las políticas de hambre y de violencia.

Mientras se dan a conocer los índices de pobreza, 45 mil comedores distribuidos en distintos puntos del territorio argentino dejaron de recibir alimentos desde diciembre. Comedores y merenderos creados por movimientos y organizaciones sociales que históricamente tejen redes para sostener la vida en los barrios populares. Asimismo, son las mujeres y cuerpos feminizados quienes sostienen la tarea de la cocina en dichos espacios. Son ellas y elles que bajo espacios deteriorados reciben decenas de trabajadores empobrecides, jubilades, a niñeces y juventudes intentando construir alternativas frente a la ausencia del Estado.

Una de las últimas medidas anunciadas que se suman a este escenario es la  posible suspensión del Potenciar Trabajo. Dicha medida trae consecuencias que atraviesan múltiples dimensiones, por un lado, implica una afectación directa a la fuente laboral para quienes se desempeñan como cuidadoras y cocineras de los espacios comunitarios que se constituyen como las trabajadoras de la economía popular. Por otro lado, atenta contra una gestión de política alimentaria que implica la desprotección a sectores sociales que se encuentran en condiciones de extrema vulnerabilidad y que ponen en juego los capitales sociales para la resolución de necesidades. Y por último, y no por ello de menor importancia, se entiende que estas medidas apuntan a desarmar el trabajo organizativo y a romper con las redes de cuidado construidas por los feminismos y transfeminismos en los territorios.

En este sentido es importante señalar el rol que tuvieron los movimientos de mujeres y de disidencias en los procesos de politización de los cuidados a nivel mundial y particularmente en Argentina que se visibilizó a partir de la pandemia del Covid -19 como una crisis de los cuidados. De esta manera el programa Potenciar Trabajo fue una respuesta del Estado nacional frente a las exigencias del sector. Dicha medida tenía como objetivo promover la mejora del empleo otorgando una prestación económica: el salario social complementario. Más allá de las críticas que se pueden realizar a la intervención que tuvo el Estado para abordar esta problemática estructural lo que se intenta reconstruir es que fue una respuesta frente a las exigencias del movimiento por la sobrecarga, el empobrecimiento y los niveles de desprotección social con ausencia de un vínculo laboral asalariado y ante la lucha por el reconocimiento de la tarea como trabajo de cuidado que atravesaban las mujeres y cuerpos feminizados (Zibecchi, 2022).

La politización de las ollas, de las calles y de los delantales, sigue siendo una lucha que hoy toma aún más relevancia frente a las políticas de ajuste.

Foto: Mafe Espejo

Entorpecemos el poder económico porque somos protectoras de la vida

El gobierno encabezado por Milei, desde su campaña electoral ha expresado discursos negacionistas, misóginos y violentos. El discurso de odio hacia los movimientos feministas y transfeministas se ha ido acrecentando y en concordancia fueron las medidas de desmantelamiento y desjerarquización de las políticas que abordan las problemáticas de violencia de género.

La eliminación del Ministerio de Mujeres, Géneros y Diversidad a nivel nacional dio margen además a que provincias en sus cambios de gobiernos locales, se sumaran a la cola de vaciamientos provocando una incertidumbre sobre los acompañamientos y asistencias a las personas que se encuentran en situaciones de violencia machista. De igual manera el reciente cierre de los Centros de Referencias en las provincias significan también un achicamiento del Estado nacional y una ausencia de las políticas nacionales en los territorios provinciales.

El gobierno nacional aplica ajuste en las políticas sociales bajo la excusa de la modernización del Estado, reemplaza equipos de profesionales formados, por líneas telefónicas únicas que burocratizan la accesibilidad de derechos.

Foto: Mafe Espejo

Recientemente el Observatorio “Mujeres, Disidencias, Derechos”, perteneciente a la organización Mumalá publicó que desde el 1° de enero al 28 de febrero del 2024, se produjeron 53 Femicidios, es decir 1 femicidio cada 27 hs. 51 niños, niñas y adolescentes se quedaron sin madres.

Mientras se adoptan medidas de “mano dura”, incrementando el presupuesto a las fuerzas, con nuevos protocolos bajo el mando de Patricia Bullrich, según los datos que aporta el Observatorio “Ahora que si nos ven” de estos feminicidios, 3 casos pertenecen a las fuerzas de seguridad o armadas, 8 de las víctimas habían realizado al menos una denuncia y 4 de ellas tenían medidas de protección.  Ante las políticas violentas y patriarcales, los feminismos redoblan los esfuerzos para ocupar los distintos territorios.

Las políticas del gobierno nacional claramente tienen un carácter autoritario y son regresivas en materia de derechos sobre todo aquellas que han sido conquistas de los feminismos. La lucha por el aborto legal, la Ley de Educación Sexual Integral en las escuelas, el acceso a métodos anticonceptivos de manera segura y gratuita, la Ley de Identidad de Género entre otras, fueron pequeñas victorias que posibilitaba imaginar otros escenarios. La potencia de los feminismos y transfeminismos que se hicieron presentes en las calles con la Marea Verde, con la participación en los Encuentros Plurinacionales de Mujeres, Lesbianas, Travestis, Trans, Bisexuales, Intersexuales y No Binaries, en el grito colectivo del #NiUnaMenos de cada #3J, y por supuesto en los Paros Internacionales del #8M performa modos de construcción política en pos de la soberanía de nuestros cuerpos y por fuera de la lógica del “amo, del Estado y el capital” (Federici, 2022). No es ingenua la decisión del gobierno de la Libertad Avanza de volver a perseguir, criminalizar y controlar aquellas corporalidades que irrumpen con lo hegemónico, pero como diría Sara Ahmed, “las denuncias contra el poder, nos enseñaron sobre el poder.”

Nuestros cuerpos han sido la expresión de lo más poderoso y de lo más vulnerable, son territorios – cuerpos donde habitan las penas atravesadas por historias de opresión pero también las alegrías y rebeldías. En este largo recorrido, los feminismos y transfeminimos, han aprendido a construir mientras están en movimiento y mientras se mueven crean (Guzman Arroyo, 2019) recuperando las memorias ancestrales y de las luchas por los Derechos Humanos como lo hicieron las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo, cómo así también de numerosas compañeras y compañeres que desde la pedagogía del ejemplo y de la ternura han aportado en este camino de luchas y resistencias.

Sin dudas, el movimiento es una amenaza para estos gobiernos de derecha y fascistas, porque en el movimiento y en el encuentro con otros cuerpos circulan los conocimientos, experiencias y las estrategias de lucha. (Federici, 2022). Ante las políticas de crueldad, los feminismos y transfeminismos nos proponen ocupar las calles y los distintos territorios para encontrarnos a retejer y entramar los tejidos rotos. La apuesta política, este #8M es que el encuentro en las calles, pueda ser un espacio político sanador, para construir y darnos fuerzas. Acuerparse para politizar el dolor colectivo, resignificando el afecto y sentir el calor de la manada.

Foto: Mafe Espejo

*Zibecchi Carla. El cuidado comunitario en Argentina en tiempos de Covid-19: prácticas preexistentes y respuestas emergentes. Investigaciones Feministas. Vol. 13 Núm. 1 (2022): Monográfico: Retos de la era Covid desde una perspectiva feminista. Publicado: 2022-06-30

*Guzman Arroyo A. Descolonizar la memoria. Descolonizar Feminismos. 2da Edición Llojeta La Paz 2019

*Federici, Silvia. Ir más allá de la piel. Repensar, rehacer y reivindicar el cuerpo en el capitalismo contemporáneo. Buenos Aires. 1° Ed. Tinta Limón 2022