Por Guadalupe Scotta

Después de ocho años de espera y a solo cuatro días del inicio del juicio por el asesinato de Rodrigo Sánchez a manos de la policía, desde tribunales Informaron que las audiencias se trasladarían al año 2024 a causa de un cambio en la defensa del policía imputado, Lucas Gastón Carraza. Desde la Coordinadora de Familiares y Víctimas de Gatillo Fácil realizaran una jornada para exigir que la instancia judicial comience este año

La elevación a juicio fue conseguida el año pasado, tras el encadenamiento a las rejas de Tribunales de Gabriela Sanso, la mamá de Rodrigo, quien llego a esa instancia luego de siete años sin respuestas en donde la recibieron solo dos veces en la fiscalía e intentaron dos sobreseimientos. Mientras que la causa estuvo paralizada, Gabriela junto a su hermana Romina Ludueña, movieron las calles denunciando los fusilamientos de jóvenes a manos de la policía de Córdoba.

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Gabriela y Romina junto a otros familiares desarmaron los discursos que naturalizan las prácticas de muerte, señalando una y otra vez que el fusilamiento de Rodrigo, como el de muchas otras víctimas, se dio en el marco de un de robo y ese contexto no puede tomarse como un argumento para asesinar.

Somos las mamás y las tías de los que “algo estaban haciendo “(…) el decidió ser el juez y matarlo por la espalda, tuvo la oportunidad de detenerlo y no lo hizo este nombrar y construir imágenes más allá de las distinciones entre las vidas que importan y las que no, fue uno de los pasos más importantes para visibilizar los asesinatos de jóvenes de los sectores empobrecidos. Fue un grupo de mujeres las que armaron un refugio en forma de red frente a las concepciones de “Buenas y malas víctimas”.

Gabriela dice que “No confía en la Justicia, confía en la Lucha” y la abraza la militancia antirepresiva y un tejido de compañeres y familiares. En estos años muchas causas fueron cerradas, cajoneadas o simplemente quienes gatillaron quedaron bajo la figura de la legítima defensa.

Belén Ardiles, militante de DDHH y Psicóloga nos comparte la importancia de este recorrido: “este es el juicio de todos los pibes que no llegaron a juicio. La causa de Rodrigo pone en evidencia varias cuestiones, por un lado la hipocresía de toda una sociedad que se desgarra ante determinados casos (…) lo mismo con el Poder Judicial que en sus diferentes acciones nos muestra que es clasista, que es discriminatorio, que es racista y que la gran muestra de esto es la demora. No hablo de esta postergación del juicio, sino de lo lento que ha sido todo este proceso y que ya la familia de Delia Polijo levanta la consigna “justicia lenta, no es justicia” (…) el haber podido sentar en el banquillo a un policía que asesinó a un chico de los que “algo estaban haciendo” lo que nos viene a tirar por la cara, lo que vuelve a poner sobre la mesa realmente es el valor de la vida (…)  lo podría haber detenido, asustado, dejado ir, podría haber tenido cualquier otro accionar. La familia de Rodrigo nos hace pensar en el valor de la vida (…) y de cómo transformaron todo ese dolor en una lucha por la vida, en una política de afecto (..) a esos pibes no se les dio la posibilidad de llegar a un juicio justo, es porque estaba desvalorizando la vida y la familia de Rodrigo nos viene a recordar eso, que todas las vidas valen por igual “

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A Rodrigo sus amigos le decían “Piamon” por sus pestañas gigantes, el 19 de septiembre de 2015 donde se juntan las avenidas Sagrada Familia y Colón intentaba robar una cartera de un auto, estaba desarmado y cayó al suelo cuando el policía Lucas Carranza le efectuó 3 disparos que impactaron en su cabeza.

Gabriela denuncia que la policía hizo desaparecer las principales pruebas, modificó el escenario y puso pólvora en sus manos para justificar los disparos y el crimen. La familia recibió amenazas junto a la foto de su hijo asesinado.

Dibujar la escena y convertirla en un enfrentamiento, viene siendo un procedimiento de larga data. El arma que le adjudicaron a Rodrigo nunca apareció y durante el juicio que se realizó por la instancia de robo a quien estaba con Rodrigo, se pudo comprobar que se encontraban desarmados. Por las acciones en contra de la propiedad privada se llevó mucho más rápido al banquillo de acusados al compañero de Rodrigo, las sociedades definen qué se castigan en cada periodo histórico.

La causa de Rodrigo abre otros debates, como el hecho de que el Policía se hallaba de civil portando un arma reglamentaria y que un informe toxicológico le dio positivo en cocaína. En esta dirección se abren debates en torno al uso de armas reglamentarias de las fuerzas aun en sus periodos no laborales, desde CORREPI señalan que 66% de los fusilamientos de gatillo fácil y el 95% de los femicidios de uniforme se dan ese marco. Sin embargo, también hay quienes subrayan que este debate no trae una solución de profundidad, ya que más allá de la letalidad de las armas, el brazo del Estado encuentra nuevas maneras de producir muertes.

Romina Ludueña explica que “no solo es culpable quien apretó el gatillo, es la institución avalada y amparada por el Estado y el poder judicial. No son casos aislados, en estos ocho años aprendimos que no es violencia institucional, es represión estatal direccionada hacia los sectores más vulnerables. Violencia institucional es lo que ejerce el poder judicial sobre les familiares, el destrato la desigualdad de derechos, la violencia psicológica en contra de aquellos que denunciamos estos casos, ellos buscan nuestro cansancio físico y psicológico. El poder judicial es cómplice de estos asesinos”

Nadia, del  Frente Antirepresivo en Lucha, sostiene que “ la represión es política de Estado (…) una vez más demuestran la complicidad que existe entre el Poder Judicial y el aparato represivo, por eso entendemos la importancia de permanecer en la lucha, de seguir exigiendo en la calle por cada une  de les pides asesinades por el aparato represivo estatal. Es esa la presión a ha llevado a que Lucas Gastón Carranza vaya a juicio”

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A la “Coordi” es donde llegan por primera vez otros familiares, miran las fotos y se pintan banderas para levar los rostros de les pibes asesinados por el Estado en democracia. Entre las redes de familiares, militancia y cariños están presentes les pibes. Sus retratos, las calles y los espacios que se habitan. Rodrigo viene en banderas, se multiplica, lo lleva su mamá y tía al centro. Está.