*Por Denise Paz Ruiz

A poco de iniciar el 2021, el 8 de febrero en la localidad bonaerense de Rojas, Úrsula Bahillo, joven de 18 años es asesinada de 15 puñaladas por quien fuera su ex pareja, un policía. El nombre de Úrsula, copaba los medios masivos de comunicación, ella había efectuado diversas denuncias contra su femicida, y reclamado medidas de protección que nunca llegaron. Así, el 17 de febrero, el mismo día que Alberto Fernández recibió a la madre de Úrsula en la casa Rosada, la consigna “reforma judicial Feminista”, ebulló en redes y en las calles, nucleando diversas expresiones de los feminismos.  Finalizando el año y entendiendo que en la discusión de reforma judicial existe potencial para que volvamos a pensar la noción misma de justicia, nos devuelvo la pregunta ¿Qué pensamos y sentimos cuando decimos justicia(s) feminista(s)?

Los últimos años en Argentina podrían ser caracterizados por diversos avances legislativos en materia de derechos de las mujeres e identidades no hetero-cis-normadas. Durante los últimos treinta años se crearon más de cuarenta leyes por la equidad de género. Entre las más relevantes y recientes, podemos mencionar: Ley de Protección Integral para prevenir sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres (Ley N°26.485,2009); Trata de Personas (Ley N°26.364, 2008); Educación sexual integral (Ley N°26.150, 2006); Matrimonio igualitario (Ley N°26.610, 2010) e Identidad de género (Ley N°26.743, 2012). Una mirada abocada a la legalidad nos permitiría afirmar que existen avances en torno al derecho a tener derechos. Sin embargo, nuestros cuerpos-territorios siguen siendo ese bastión, donde se salpican múltiples violencias, lo que se evidencia crudamente en el femicidio de Úrsula y el de otras 228 mujeres, trans y travestis[1]en 2021.

La tensión entre avances legislativos y recrudecimiento de las violencias, nos convoca a pensar sobre la administración de la justicia. En esa línea,el Acceso a la justicia ha sido un eje central del pensamiento feminista desde inicios del siglo XX, orbitando con discusiones en torno a las posibilidades del uso del derecho como estrategia de emancipación. Sin duda, desde los años sesenta, y con vehemencia en las tres últimas décadas, el tratamiento jurídico de la violencia(s) machista(s) ha sido central en estos debates. Tomando el hilo de la discusión por una reforma judicial en clave feminista, propongo 4 nudos sobre la relación justicia(s) feminista(s) y violencia(s) machista(s).

  1. La primacía de miradas simplistas. La judicialización de los problemas sociales, entre ellos las violencias, habilita miradas simplistas y binarias, reduciendo las complejidades de las violencias machistas a la existencia de dos actores: víctima y victimario. Esta manera de entender el problema, sin duda incide en la manera de pensar las estrategias para sorterarlo. Entonces ¿hay que abandonar el ámbito judicial para buscar respuesta a nuestras demandas? No necesariamente.  Sí, necesitamos advertir que la herramienta jurídico- judicial que hoy conocemos, no nos alcanza.
  2. La existencia de estrategias otras en el ámbito estatal. Reconocer estrategias contra-hegemónicas gestadas en los espacios jurídico-judiciales, donde diverses trabajadores judiciales y redes de profesionales feministas ensayan maneras otras de acompañar a las personas en situación de violencias. Repensar el campo de la administración de la justicia en casos de violencias machistas y en clave transformadora, conlleva también, cuestionar la primacía de les abogades en los abordajes y resoluciones, la subalternidad de otras miradas y profesiones y porque no, la exclusividad profesional.
  3. La existencia de estrategias otras, paridas por los feminismos populares. Revisar experiencias que proponen otras maneras de sentipensar la justicia. Un ejemplo de ello, son los Juicios éticos y feministas a la cultura patriarcal, que se inauguraron en 2017, en el marco del 32° Encuentro nacional de Mujeres realizado en la provincia de Chaco. El desarrollo de los juicios, al calor de una metodología feminista, evidencio la lógica patriarcal, colonial y racista del sistema de justicia. Este dispositivo, implicó una minuciosa revisión de las historias de vida de diversas personas que habían denunciado una pluralidad de violencias. La metodología desarrollada por más de 70 integrantes de organizaciones sociales y feministas, implicó buscar conexiones entre los diferentes casos, develando la violencia judicial y el accionar del Estado, para así, poder pensar estrategias situadas de reparación.
  4. Pensar y hacer en clave de reparación. Poner a la reparación como guía de nuestras estrategias para enfrentar situaciones de violencias por motivos de género.  Sin duda, un sistema judicial que no considera reparar a las personas victimizadas, y solo agota sus respuestas en castigar a quien es acusado de ejercer violencia, escasea de potencia para transformar la realidad que vivimos. Pero además, la relación entre justicia y seguridad, no solo ha resuelto poco, sino que viene alimentando los sentidos punitivos que se cuelan incluso en nuestros activismos.

¿Qué nos queda?

Nuestros feminismos, paridos al calor de las opresiones múltiples del Estado moderno, desarman la noción de justicia, trascendiendo incluso la discusión por una reforma judicial (no apartándose de ella, ni desconociendo su importancia, yendo más allá). No se agotan en pensar mejorar las instituciones, sino que disputan su matriz, y quieren, como bien planteaba la consigna del Paro internacional de mujeres, lesbianas, travestis, trans y no binaries en 2017: cambiarlo todo. Cambiarlo todo, y desarrollar un trabajo artesanal de volver a armar la noción de justicia. Situar los problemas, y para ello, pluralizar la idea de justicia. Cocinar la gestión de los conflictos, sin recetas, para ensayar maneras otras, porque los problemas que pretendemos enfrentar, como las violencias machistas, son complejos. Bucear en nuestros propios sentidos de justicia, y volver sin duda, a ampliar nuestra imaginación política.

*Denise Paz Ruiz; Feminista, goza de bailar y rosquear. Nacida y criada en Córdoba.Becaria doctoral de Conicet, Trabajadora social y doctoranda en Ciencias Sociales.

*Foto: Mafe Espejo


[1] Datos brindados por el Observatorio de violencias de género “Ahora que si nos ven”, al momento de terminar de escribir esta nota. https://ahoraquesinosven.com.ar/reports/229-femicidios-en-2021